Tras varios años de documentación, investigación y reflexión, he realizado uno de los proyectos más anhelados por mí, consistente en escribir un libro que forme parte del legado que quiero dejar a mis hijos y por supuesto a todos aquellos que os pueda resultar de interés. El resultado ha sido la publicación del libro “Las Reglas del Poder” del cual estoy muy orgulloso y que esta teniendo una muy buena acogida, en el que explico como funciona el mundo y que hacer para tener una vida lo más prospera y realizada posible. Estoy seguro de que será de vuestro agrado.
Dicho esto y relacionado con el libro, en estos momentos no quería dejar pasar mis reflexiones sobre, como se nos quiere condicionar para satisfacer los intereses de otros de forma bastarda, realizándose operaciones de propaganda a nivel masivo, impregnadas de consignas orwellianas y técnicas de manipulación para que las mentiras parezcan verdaderas.
En un mundo en el que la gente va a querer anteponer e imponer sus intereses frente a los tuyos, es fundamental que conozcas las reglas que se manejan y que tienes que tener en cuenta a la hora de marcarte tus propios objetivos para prosperar en tu vida.
Aunque desde siempre se ha querido someter y condicionar la opinión de las personas, en los últimos tiempos esto se ha hecho más acentuado y evidente, asistiendo a un fenómeno que me deja reflexionando sobre cómo se mueven determinados intereses en los medios y la opinión pública. Son tiempos de las ‘fake news’ (noticias falsas), de los eufemismos, de lo “políticamente correcto” y de la posverdad, siendo este último el término que se utiliza para definir las informaciones o aseveraciones que no se basan en hechos sino en emociones o creencias de las personas. Además, sabiendo de su importancia se mantiene una “batalla por el relato”, que no es otra cosa que la pugna por imponer una única versión legítima de los hechos y de la historia, y descartar toda forma de discrepancias y matices del pensamiento dominante surgido desde el poder.
En este contexto, donde la gente cree tener la razón, sin realizar un mínimo cuestionamiento de los hechos, normas o creencias socialmente aceptadas, ni análisis de la supuesta información, tener pensamiento libre y crítico en muchas ocasiones lleva implícito un castigo social, un apartamiento, críticas, censura y el vacío, porque supone salirse de unos raíles por los que transitamos tranquilos, incluso con los ojos cerrados, y suele haber variados intereses en que todo siga como está. Unirse al pensamiento dominante y a favor de corriente es cómodo, disentir es duro. Los aduladores, paniaguados o acríticos suelen ser gente interesada, ignorante, poco valiente, conformista, egoísta y en ocasiones, agresivos hasta con los propios congéneres que piensan diferente.
Actualmente estamos en un proceso de idiotización, en el que no nos preocupamos por lo verdaderamente importante, nuestros pensamientos y opiniones son copia de otros, y nuestra vida, una imitación. Es por eso por lo que debemos trabajar en tener mayor control y conocer las reglas de poder, adoptando un pensamiento lo más libre, constructivo y crítico posible, separando el grano de la paja. El pensamiento libre es un punto de vista filosófico que sostiene que las posiciones con respecto a la verdad deben formarse sobre la base de la lógica la razón y el empirismo en lugar de la autoridad, la tradición, la revelación o el dogma.
El libre pensamiento se limita mediante la coacción, la sutil manipulación o a través del aprendizaje, de ahí la enconada lucha por detentar el poder de la economía, los medios y de la enseñanza y convertir esta en adoctrinamiento acrítico.
Todos nosotros, aunque no lo queramos reconocer, somos el producto de los pensamientos que nos rodean. Alrededor, nuestro entorno intenta convertirnos en ciudadanos de segunda. A la sociedad le falta madurez. Quizá tenemos demasiada comodidad, juguetes y distracciones que nos alejan del verdadero crecimiento y de la auténtica felicidad. Esta situación nos convierte en un rebaño de ovejas no pensantes que, como actores de una obra, seguimos un guión y vivimos una vida prediseñada en la que de forma inconsciente colaboramos y permitimos que unos pocos controlen para su beneficio y nos roben nuestro presente y futuro.
Los medios de comunicación principales en general, en mayor o menor medida, están al servicio del sistema, no solo los que financia para que escondan sus múltiples y variadas corrupciones, ilegalidades y fechorías, sino los “independientes” que, supuestamente, están en contra y defienden la legalidad, realizando una disidencia controlada.
Nuestro comportamiento es predecible y los expertos en psicología saben qué teclas tocar para conseguir influir en las personas. Conociendo esto, entre otros, los medios de comunicación ya sean a través de la televisión, la radio, los portales y canales digitales, las redes sociales o incluso los mismos ejemplares impresos de papel de toda la vida son los instrumentos que moldean la opinión pública y deforman la realidad en la que vivimos decidiendo qué sucesos son noticias y cuáles no lo son y como se relatan, aplicando la censura y recurriendo continuamente a técnicas de ingeniería social.
Los grupos de interés, de poder y los gobernantes sátrapas necesitan ciudadanos dóciles a los que pastorear. Es importante tener juicio crítico y una sana disidencia, evitando que nos domestiquen a través de la ingeniería social, la manipulación de los medios, la concesión de mínimos vitales ininterrumpidos o la concesión de supuestos beneficios que nos lleven a la desincentivación y a un mortal conformismo. Si esto se produce, estaremos condenados a vivir en un mundo donde se reparte la miseria y se pierde la motivación por crecer y progresar.
La ingeniería social consiste en utilización por organizaciones o personas de técnicas de manipulación de personas y habilidades sociales para convencerles de que actúen de determinada forma y obtener algún tipo de beneficio o ventaja respecto a otros.
El éxito, antes que nada, es una disposición de la mente, y el alimento de la mente es el entorno, que es de donde se nutren nuestras creencias. No somos indiferentes a lo que leemos, vemos o escuchamos. El entorno nos arrastra, sin que nos demos cuenta, a una determinada forma de pensar, de sentir y de actuar. Nuestras creencias nos dominan para bien y para mal. Te conviertes en lo que crees, te guste o no, porque una creencia no es otra cosa que una idea que domina nuestra mente, que damos por cierta, pero que muchas veces es falsa.
Cuanta gente se esfuerza incansablemente y sus resultados son muy pobres. La primera regla para lograr algo grande, es conocer tu contexto y tus opciones, para que de una forma inteligente puedas obtener los objetivos relevantes (realistas y retadores) que te hayas fijado.
Nuestras creencias determinan nuestros pensamientos, y los pensamientos son las causas de nuestros actos. Por eso, si no controlas tu mente, no controlas tu vida. Si quieres que tu vida mejore, tienes que ‘buscarte la vida’ para conocer y liberarte de las creencias y fuerzas ocultas que te limitan y moverte en entornos favorecedores.
En estos momentos de crisis, donde se está “comprometiendo el sistema inmunológico” del sistema, y en plena revolución tecnológica, laboral y social, podemos rendirnos o «progresar con inteligencia». Si deseas profundizar y dar un cambio a tu vida, te invito a que leas mi libro “Las Reglas del Poder”. https://www.projectcoaching.es/las-reglas-del-poder/
Este trasgresor libro te enseñará los intereses y programaciones ocultas que desconoces y que te están condicionando y limitando y te proporcionará las soluciones para que tomes control de forma efectiva de tu vida y le des un empujón en la dirección correcta ayudándote a progresar. Con él, estoy intentando liberar tu mente. Pero yo sólo puedo enseñarte la puerta. Tú eres el que tiene que atravesarla.
Tras esto, una vez despiertes, toca ir con la lamparita en medio de la noche tormentosa llevando un poco de luz, con mucho cuidado de que el soplido del dragón no la apague.
Un millón de bendiciones a los guerreros “fremen” de la resistencia por la libertad y la prosperidad.
Antonio Pablo
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Las lectura de las reglas del poder me ha ayudado a ponerme en marcha y marcarme objetivos tanto a nivel personal como profesional…es una guía completa para el éxito. Muchas Gracias Antonio por ayudarme a encontrar e iniciar el camino!!!!
Muchas Gracias Antonio por este libro, me ha servido para tomar conciencia y comenzar a superar obstáculos y limitaciones personales.