Las Reglas del Poder
|El éxito, antes que nada, es una disposición de la mente, y el alimento de la mente es el entorno, que es de donde se nutren nuestras creencias. No somos indiferentes a lo que leemos, vemos o escuchamos. El entorno nos arrastra, sin que nos demos cuenta, a una determinada forma de pensar, de sentir y de actuar. Nuestras creencias nos dominan para bien y para mal. Te conviertes en lo que crees, te guste o no, porque una creencia no es otra cosa que una idea que domina nuestra mente, que damos por cierta, pero que muchas veces es falsa.
Los grupos sociales y organizaciones tienen implícitamente un conjunto de principios, valores, creencias y suposiciones básicas compartidas que ejercen una enorme influencia y rigen el comportamiento de las personas que en un cierto nivel ha funcionado lo suficientemente bien para considerarse válido y, por lo tanto, se les ha enseñado a los nuevos miembros como la manera correcta de percibir, pensar y sentir. Por tanto, a la hora de poder evolucionar y mejorar, es fundamental conocer esas reglas y patrones que condicionan y limitan nuestro progreso a niveles superiores.
Las reglas gobiernan nuestras vidas. Algunas de estas reglas son explícitas, impuestas por los gobiernos: “Respeta los límites de velocidad”, “Paga tus impuestos”, pero la mayoría son normas culturales informales no habladas, como las reglas de cortesía, reglas de conducta o las reglas de interacción entre las personas. La mayoría de estas normas son tradiciones comúnmente aceptadas que se han acumulado a lo largo del tiempo y han creado hábitos tan comunes, que ni siquiera somos conscientes de ellos. Desafortunadamente, no todas estas convenciones subconscientes y hábitos involuntarios son positivos o productivos.
Nos movemos envueltos en un mar de decisiones tomadas y estructuras de pensamiento y orden que han sido creadas por nuestra sociedad y entorno, que conforman nuestras reglas y que nos condicionan a la hora de desarrollarnos en cualquier campo.
No se puede tener un buen desempeño sin conocer el entorno en el que nos movemos y las reglas sobre todo no visibles que lo definen, que hacen que te des cabezazos contra esas fuerzas que desconoces, que te consumen energía y te hacen rendir por debajo de tus posibilidades.
Nos afanamos en repetir relatos y teorías muchas veces viejas y equivocadas, en repetir miedos familiares y abrazar conclusiones que aglutinan y explican hechos que pueden estar causados por multitud de factores. La cantidad de cosas y hechos que son construcciones humanas, que podrían ser de otra manera totalmente diferente y que damos por sabidas porque hemos crecido con ellas, son incalculables.
Cuando nacemos y crecemos en un entorno, sin darnos cuenta, asumimos multitud de ideas, conceptos y teorías que forman la base de nuestra manera de pensar, conforman nuestros miedos, construyen nuestros límites y establecen lo que los psicólogos llaman la zona de confort, ese lugar en el que nos sentimos tranquilos y seguros. Cambiar estos preceptos de base es tremendamente difícil, en la mayoría de los casos simplemente porque no somos conscientes de que están ahí.
Actualmente, la “evolución” de la sociedad y sobre todo de la psicología de las masas nos ha llevado a un nuevo estado de cosas. Esta situación nos convierte en un rebaño de ovejas no pensantes que, como actores de una obra, seguimos un guion y vivimos una vida prediseñada en la que, de forma inconsciente, colaboramos y permitimos que unos pocos controlen.
La sociedad opera desde una multiplicidad de poderes que confluyen en el establecimiento de reglas, pero también de grupos de poder que canalizan intereses no regulados y muchas veces invisibles para nosotros.
Personalmente, con el tiempo, he ido descubriendo que el Sistema es un juego trucado, en el que nos están ocultando muchas cosas. Es un mundo lleno de trampantojos, en el que por intereses de unos cuantos, sutilmente a través de psico-escenarios prediseñados y procesos hegelianos dirigidos de tesis-antítesis-síntesis se va pervirtiendo, fragmentando y debilitando la sociedad, donde cada vez más se divide a las personas, se las fanatiza, se las engaña con la manipulación del lenguaje y las fuentes de información, se las vuelve más ignorantes y perezosas, para que pierdan el coraje, el pensamiento crítico, la autonomía y la iniciativa. Aquí lo que se busca es tener a la gente atontada, asustada, acomplejada, dependiente y dividida, que no profundice y piense en lo importante, a la vez que se procura reprogramar nuestros valores y nuestra identidad, para que seamos fácilmente manipulables.
Ellos prefieren que no descubramos que no somos verdaderamente libres y no quieren que sepamos que estamos envueltos en una vida aparentemente “super cool”, una versión moderna de pan y circo, con esclavitud mental, salarial y monetaria, con la obligación de trabajar al menos 40 horas a la semana sumergidos en deudas y atrapados por la censura, la dictadura del pensamiento único y la supresión de facto de la libertad de expresión, el aumento de los impuestos, el aumento de las leyes, las ordenanzas, las normas y los reglamentos que nos crean la ilusión de dependencia del sistema y nos hace completamente esclavos.
Saber todo este tipo de información muy a pesar de lo que dicen muchos lacayos del sistema, que quieren desinformar, nos da poder para darnos cuenta de lo que nos rodea y con ello cambiar para bien, nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras emociones. Nosotros podríamos tener el poder y ellos no quieren que nos demos cuenta de ello, así que nos bombardean, utilizan técnicas de ingeniería social y nos sumergen día a día con noticias basura, información en gran parte falsa y sin sentido que no nos lleva a nada para que no nos demos cuenta de lo verdaderamente importante y de nuestro magnífico poder. Cuantos más seamos los que despertemos, mejor será para nosotros y peor será para ellos. Por lo tanto es importante que ayudemos a los demás a despertar y hacer comunidad difundiendo este mensaje.
Como Neo en Matrix, se nos ofrecen dos píldoras. Una nos mantendrá en el mundo de creencias y realidades ficticias, en el que somos meras marionetas; otra nos sumergirá en la realidad dura, pero que nos conecta radicalmente con la «Vida» y nos da poder para afrontarla. ¿Cuál eliges tú?
El proceso del despertar y liberarte de esas fuerzas que te limitan y te condicionan es un proceso lento, arduo, no exento de dolor, porque es enfrentarse a la realidad del mundo y eso no es agradable. La verdad no es apta para todos los oídos y en general suele ser incomoda y desagradable. Como niños asustadizos que se ocultan debajo de la manta, la mayoría se esconde y no quiere ver lo que pasa, y de manera en algunos casos cobarde y en otras interesada o acomodada, desde el papel de la potencial víctima desean que sean otros los que se arriesguen y asuman la responsabilidad de tomar acción y luchar por sus derechos, su presente y su futuro. Si eres uno de estos y no te defiendes de que violenten tus derechos fundamentales, luego no te quejes, cambia y asume el papel de protagonista de tu vida, contribuyendo activamente a crear un mundo más justo, con más sentido y mejor.
En un mundo en el que la gente va a querer anteponer e imponer sus intereses frente a los tuyos, es fundamental que conozcas las reglas que se manejan y que tienes que tener en cuenta a la hora de marcarte tus propios objetivos para prosperar en tu vida.
Como no me canso de decir, nuestras creencias determinan nuestros pensamientos, y los pensamientos son las causas de nuestros actos. Por eso, si no controlas tu mente, no controlas tu vida. Si quieres que tu vida mejore, tienes que ‘buscarte la vida’ para conocer y liberarte de las creencias y fuerzas ocultas que te limitan y moviéndote en entornos favorecedores, tomar acción.
Es fácil salirse del camino del destino si uno queda atrapado en artificios, relatos interesados y lo que en apariencia es importante y olvida lo que verdaderamente importa. Por tanto, todo se reduce a saber cuáles son nuestras prioridades y conociendo las reglas del juego, vivirlas. Para saberlo, lo primero que tenemos que tener claro es, como funciona el mundo, que es lo verdaderamente importante, que dirección queremos marcar y cuál es nuestro propósito y la visión de nuestra vida.
Cuando tienes múltiples conocimientos, atesorados a lo largo de los años, has conocido personas excepcionales e interesantes y has tenido viajes y experiencias enriquecedoras, considero que en mi caso tengo la responsabilidad voluntariamente adquirida de difundir la esencia de todo eso, ayudando a las personas a que salgan de la caverna, despierten y evolucionen sus posibilidades.
Es por eso que, en estos momentos de crisis, donde se está «comprometiendo el sistema inmunológico” del Sistema, sometidos a un entorno de “confusión estratégica”, de pensamiento único y en plena “revolución tecnológica, laboral y social”, si deseas profundizar y dar un cambio a tu vida, te invito a que leas mi libro “Las Reglas del Poder”, fruto del trabajo de recopilar tras muchos años, la esencia de los aspectos que considero importantes para nuestro proceso vital. Este valiente y trasgresor libro te enseñará los intereses, organizaciones, fuerzas y programaciones ocultas que desconoces que te están condicionando y limitando y te proporcionará las soluciones para que tomes control de forma efectiva de tu vida y le des un empujón en la dirección correcta, ayudándote a que despiertes y progreses.
En estos momentos, no despertar y no conocer la verdadera realidad, marca la diferencia y supone un gran riesgo vital. Es el momento de que salgas del rebaño, tomes responsabilidad y traces tu camino. No asumas nada, cuestiónalo todo. Ser diferente no es fácil, pero tiene sus premios. Que nadie te diga como debes vivir. Aunque parezca mentira, estás a una decisión de cambiar tu vida. Por favor, no lo dejes. Reinvéntate.
Sal de la caverna y despierta.
Antonio Pablo
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Totalmente de acuerdo, siempre he pensado que hay que estudiar sobre el criterio en común que domina a las sociedades, donde el poder se concentra en unos pocos, en detrimento de muchos, bajo la mirada sumisa de quienes creen a través del tiempo que esto es correcto.